lunes, 20 de diciembre de 2010

Los cínicos no sirven para este oficio – Ryszard Kapuściński

“Es erróneo escribir sobre alguien con quien no se ha compartido al menos un poco de su vida”. Tal y como dice Ryszard Kapuściński un periodista tiene que investigar, conocer y vivir las experiencias sobre aquello que va a contar o informar. Un buen periodista o reportero tiene que vivirlo todo de su propia carne y tener un contacto físico y emotivo sobre aquello de lo que se hablará. Propongamos un ejemplo derivado de una cita del libro “estando topográficamente en África, siguen viviendo en Europa”: es imposible saber y explicar cómo se sobrevive en África si nos hospedamos en un hotel de lujo de ese lugar porque no tendremos ni idea de cómo van las cosas. Haciendo periodismo de esta manera la información que se proporciona a los oyentes no es del todo cierta porque nunca se llega a conocer todo tal y como es. Los buenos periodistas, por ejemplo los corresponsales de África que se tiran meses viviendo allí como hizo nuestro autor, son los que trabajan con las personas, los que investigan, los que necesitan vivir  una experiencia personal sobre aquello de lo que van a hablar. Cada minuto en contacto con una persona es clave para el trabajo de un buen periodista. Sólo así se pueden conseguir buenas fuentes para realizar buenos reportajes. Para hablar de algo o de alguien tienes que conocerlo muy bien y saber qué dices en todo momento; de esta manera podremos contar hasta el más mínimo detalle de lo que estamos tratando y hacer la exclusiva.
Kapuściński pasó tiempo en África, él fue corresponsal de una agencia de prensa allí durante bastante tiempo, y eso ha sido lo que le ha llevado a poder hablar y escribir sobre los temas sociopolíticos de ese país sin ningún reparo o miedo a equivocarse. La clave está ahí, todo lo que él ha explicado lo ha vivido en primera persona. Kapuściński es un ejemplo grato de buen periodista.
De todos modos, aunque seamos buenos periodistas que nos dediquemos a informar sobre aquello que sabemos de primera mano tenemos que saber que nuestra memoria puede ser traicionera porque es capaz de mentir sin quererlo por el simple hecho de no recordar algo al 100%. Por esta razón tenemos que ser muy prudentes a la hora de plasmar cada una de las letras que contiene nuestra noticia porque de un solo fallo podría nacer el caos.
La profesión de periodista no es como las demás, es especial. Tiene un gran poderío porque, aunque no lo creamos, somos capaces de influir en la gente de una manera impresionante. También podemos decidir si un acontecimiento ha ocurrido o no ya que si no explicamos algo la gente no tiene por qué enterarse de ello.
Es un lujo ser periodista porque conoces y das a conocer el mundo. Si nosotros hacemos un reportaje es para dar voz a algo que no la tiene. Un claro ejemplo es el tercer mundo: nosotros damos voz a esa gente pobre y explicamos al mundo qué pasa en ese lugar tan cercano pero a la vez tan distante.
Periodismo y realismo tienen que ir de la mano. Pero muchas veces eso no es posible porque nos encontramos presionados por una editorial de una ideología en concreto que te marca unas pautas y, aunque tú no estés del todo de acuerdo con lo que te hacen escribir, tienes que adaptarte en la medida de lo posible porque son ellos los que te dan de comer. La prensa internacional es un buen ejemplo de manipulación por razones ideológicas ya que los medios de comunicación son instrumentos a los que la gente se agarra a la hora de opinar sobre algo, y eso a veces no interesa a según quien.
Las cosas han cambiado, antes los periodistas estaban especializados en un campo en concreto y eso les permitía hablar extensamente y con un 100% de credibilidad sobre algo. Ahora los periodistas sólo se trasladan de un lugar a otro según lo que el mandamás de su cadena televisiva o de su gabinete de prensa le exija según cómo actúe la competencia.  Eso hace que los medios de comunicación decidan centrarse en una noticia y se olvidan de informar de otros acontecimientos que ocurren igual o más importantes de los que están cubriendo. Olvidan el objetivo del periodismo: reflejar y dar a conocer la realidad. Los grandes medios también son capaces de poner al mando de un programa a alguien totalmente desculturizado que ofrece el espectáculo fácil por cuestiones económicas, algo totalmente desvinculado con el concepto de periodismo.
Ahora le toca a nuestra generación. Tenemos en nuestras manos el futuro del periodismo gracias a la tecnología, que va a hacer cambiar este mundillo enormemente. Pero tenemos que saber que la profesión de periodista es muy sacrificante y exigente y que requiere las 24 horas del día y una dedicación importante. Es primordial no abandonar en ningún momento la ilusión de la que disponemos porque muchas veces será lo único que nos hará tirar para adelante. Esta profesión no tiene nada que ver con ser un funcionario o trabajar en una tienda, donde sabes a la hora que vas a entrar y salir. Pero en comparación con estos dos oficios, que siempre permaneces estancado en una misma dinámica de trabajo, un periodista está en constante aprendizaje porque cada día se encuentra y trata cosas nuevas. Cada día vive, investiga, descubre y aprende cosas nuevas de éste mundo tan dinámico. Tal y como dice Kapuściński, es una profesión con una estructura feudal en la que tienes que ganarte día a día, pasito a pasito las cosas. Pero todo trabajo periodístico bien hecho, con esfuerzo y dedicación es recompensado tarde o temprano. Tenemos que trabajar con y para nuestros lectores u oyentes porque son los que tendrán un papel imprescindible en nuestro futuro.
Ahora toca formarme como profesional y como persona a la vez.

http://es.wikipedia.org/wiki/Ryszard_Kapu%C5%9Bci%C5%84ski 

No hay comentarios:

Publicar un comentario